sábado, 3 de febrero de 2018

La Rosa Azul


La Rosa Azul

La leyenda de "Las rosas azules" apareció publicada en "Los días del Albaicín" de A.J. Afán de Ribera y en ella concurren como personajes principales, Isabel, hija de un noble cristiano y Hamet, noble árabe granadino. Hamet, enamorado de Isabel, la rapta cuando va a asaltar el castillo de su padre; como consecuencia del rapto ella enloquece y en su locura busca una rosa azul en los jardines del musulmán. La curación y el desenlace feliz -Hamet e Isabel juntos- se opera a través del cambio de religión del noble musulmán. La rosa azul posibilitó la realización del milagro. Otra de las leyendas que tienen como protagonista a la rosa azul está basada en el famoso poeta lírico Anacreonte de Grecia (siglo VI a. C.), que cantaba que el curativo bálsamo de rosas, en particular la azul, servía de alivio al corazón que latía agonizante por las penas. Además de las leyendas la rosa azul ha sido un producto de la imaginación del hombre durante siglos.

Frank Cowlishaw, un ingeniero retirado de Derbyshire, en Inglaterra, pasó 25 años de su vida cruzando entre sí diferentes tipos de rosas, tratando de sacarle a la naturaleza el antiquísimo sueño de producir una rosa azul. El fruto de sus esfuerzos combinó seis variedades distintas y produjo, en 1999, la llamada "Rhapsody in Blue" (del inglés, Rapsodia en azul), una magnífica y aromática flor morada, que es lo más cercano al color azul que puede brindar una rosa.​ La verdad es que si Cowlishaw continuara cruzando y entrecruzando rosas, jamás podría conseguir una rosa realmente azul. La razón es que los pétalos de las rosas no poseen el gen necesario (y por ende, la enzima) para crear el pigmento azul indispensable: la delfinidina.​

Lo que no pudo lograr el mejoramiento genético aparentemente lo está logrando la ingeniería genética, particularmente la ingeniería genética de flavonoides. Los científicos de la compañía holandesa Florigene, han tenido éxito en crear el pigmento azul en los pétalos de las rosas mediante la inclusión de un gen proveniente de la petunia (Petunia × hybrida) en las células de esas plantas, que produce la enzima indispensable para lograr la síntesis de delfinidina. Además de ese gen, se incluyó también mediante transformación un "gen silenciador", cuyo propósito exclusivo es ordenar a la rosa que deje de fabricar el pigmento rojo, la cianidina, mediante una estrategia conocida como ribointerferencia.

En 1996, Yoshikazu Tanaka, a cargo del proyecto de la rosa azul, pudo fabricar a partir de una antigua variedad llamada «Cardenal» una primera rosa transgénica que tenía en sus pétalos moléculas de delfinidina, el pigmento azul. Pero el análisis indicó que en los pétalos había también moléculas de cianidina, el pigmento responsable del color rojo. A simple vista, la flor tenía un color borgoña oscuro. Todavía no era azul. Fue en el año 2002 cuando Tanaka tuvo en sus manos la primera rosa que sólo tenía pigmento azul en sus pétalos. No era todavía una rosa visiblemente azul, sino más bien una rosa entre malva y lila, como otras variedades ya existentes en el mercado («Blue Moon», «Vol de Nuit»). Pero a diferencia de ellas, la rosa de Florigene tenía en sus pétalos el pigmento azul. Aparentemente, resta modificar la acidez (el pH) de las células de estas rosas para que sus pétalos sean definidamente azules.

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